LOUIS S MERCIER
Estudio preliminar. La utopía a la vuelta de la esquinaMercier el rebelde
La profesión de fe de la ucronía
El año 2440 en la obra de Mercier
El triunfo de la razón
La buena y la mala literatura
La revolución mundial
Mercier en EspañaEl año 2440. Un sueño como no ha habido otroDedicatoria epistolar al año 2440
Prefacio
Capítulo primero. París en manos de un viejo inglés
Capítulo II. Tengo setecientos años
Capítulo III. Me visto en la ropavejería
Capítulo IV. Los mozos de cuerda
Capítulo V. Los coches
Capítulo VI. Los sombreros bordados
Capítulo VII. El puente desbautizado
Capítulo VIII. El nuevo París
Capítulo IX. Los placets
Capítulo X. El hombre de la máscara
Capítulo XI. Los nuevos testamentos
Capítulo XII. El colegio de las Cuatro Naciones
Capítulo XIII. ¿En dónde está la Sorbona?
Capítulo XIV. La casa de la inoculación
Capítulo XV. Teología y jurisprudencia
Capítulo XVI. Ejecución de un criminal
Capítulo XVII. No tan lejano como se cree
Capítulo XVIII. Los ministros de la paz
Capítulo XIX. El templo
Capítulo XX. El prelado
Capítulo XXI. Comunión de los dos infinitos
Capítulo XXII. Monumento singular
Capítulo XXIII. El pan, el vino, etc.
Capítulo XXIV. El príncipe posadero
Capítulo XXV. Sala de espectáculos
Capítulo XXVI. Las farolas
Capítulo XXVII. El convoy
Capítulo XXVIII. La biblioteca del rey
Capítulo XXIX. Las gentes de letras
Capítulo XXX. La Academia francesa
Capítulo XXXI. El gabinete del rey
Capítulo XXXII. El salón
Capítulo XXXIII. Emblemas
Capítulo XXXIV. Escultura y grabado
Capítulo XXXV. Sala del trono
Capítulo XXXVI. Forma de gobierno
Capítulo XXXVII. Del heredero del trono
Capítulo XXXVIII. De las mujeres
Capítulo XXXIX. Los impuestos
Capítulo XL. Del comercio
Capítulo XLI. Antes de la cena
Capítulo XLII. Las gacetas
Capítulo XLIII. Oración fúnebre de un campesino
Capítulo XLIV. Versalles
Tras pasar una velada con un amigo inglés y mantener un vivo debate filosófico con él, Mercier se duerme para despertarse 700 años después en un París profundamente transformado. La monarquía sigue vigente, pero atemperada con una organización social y económica más justa; no han desaparecido las diferencias entre ricos y pobres, pero las distancias se han atenuado y, dado que no hay clases parásitas, el trabajo se ha reducido notablemente. El autor dibuja así un futuro de avance y de progreso que descansa sobre convicciones humanistas, ilustradas y racionalistas, en el que apenas hay guerras y la sociedad está organizada de acuerdo con principios científicos. El año 2440 es la primera ucronía de la historia que, pese a su éxito de ventas en el último tercio del siglo xviii, fue prontamente prohibida en Francia y en España por sus tendencias contrarias al orden reaccionario y legitimista